A pesar del auge del sector de la televisión en los hogares, con pantallas en el salón de tu casa cada vez de mayor resolución, mejor resolución y mayor nitidez que ofrecen una mejor calidad de imagen, y los sistemas de sonido domésticos que ya nos permiten disfrutar en casa de una calidad de audio 5.1 (cinco punto uno) surround sound, todavía no han conseguido superar la sensación que transmite la proyección de una película en una sala a oscuras, sobre una pantalla panorámica, sentados en una butaca, que ofrecen las salas de cine. Y junto al estreno de una buena película en el cine, existe un complemento imprescindible para disfrutar de la experiencia al completo: un cucurucho bien lleno de palomitas de maíz recién horneadas, todavía humeantes a ser posible. Pero…
¿De dónde proviene la relación entre las palomitas de maíz y el cine?
Su origen se remonta a principios del siglo XX, desde 1.929 en Estados Unidos durante el periodo que se conoce como la Gran Depresión, que mandó a más de trece millones de trabajadores estadounidenses al desempleo.
Al principio de los años 20 las salas de cine sólo eran accesibles por la burguesía, la clase más pudiente, y los cines lucían una decoración recargada más propia de un gran teatro o un auditorio preparado para la ópera. Por este motivo, sus dueños no querían que sus salas pudieran ser manchadas por la ingesta de comida y bebida. Pero en 1927 se introduce la innovación del sonido, ya no era imprescindible saber leer para poder seguir los diálogos de los film, pues la clase trabajadora no tenía un fácil acceso a la educación y mucha era analfabeta. Y a partir del crack del 29, el cine se convirtió en uno de los pocos entretenimientos accesibles para la población de los Estados Unidos, una de las pocas vías de evasión de sus problemas. Y si querían llenar su estómago con un aperitivo mientras durara la proyección, que muchas veces se organizaban sesiones dobles, sólo podían permitirse un cubo de palomitas.
Por cierto, queremos aprovechar este mismo artículo para desmentir el bulo, muy extendido, que está prohibido comer palomitas de maíz en España. Es rotundamente falso, a pesar que a muchos espectadores pueda molestarles el ruido de escarbar dentro de los cubos que contienen las palomitas, y/o el sonido que es escucha al masticarlas, consumir palomitas de maíz en el interior de las salas de cine de toda España es totalmente legal.